Cómo elegir una tipografía
Cómo elegir un tipo ¿emoción o practicidad?. Cada vez que trabajamos en un nuevo proyecto y afrontamos la elección de la tipografía, es probable que nos asalte una de las principales preguntas. ¿Cómo elegir una tipografía equilibrada que tenga un poco de ambos conceptos?. ¿Es posible equilibrar nuestra elección?. ¿Qué es mejor emotividad o practicidad?. Estos dos aspectos nos condicionan a la hora de elegir un tipo de letra, y seguramente, nuestro primer impulso sea emocional. Pero uno de los principales factores para decantarnos sobre una u otra, sería preguntarnos a nosotros mismos; ¿Cómo funciona sobre el papel?. ¿Es una tipografía legible?
Esta respuesta emocional es absolutamente personal y, a veces, depende de muchos factores. En este artículo desentrañaremos qué consejos debemos seguir para elegir bien, sí o sí, una buena tipografía para nuestros trabajos. También abordaremos aspectos más técnicos como un enfoque integral que equilibre la estética y la funcionalidad.
Tal vez, el primer encuentro del lector o el consumidor delante de un texto, se construya en gran medida, a un impulso emocional. La mayor parte de los lectores que disfrutan de un libro o un cartel publicitario es posible que no tengan un conocimiento profundo de tipografía. En general los tipos pueden evocar un sentimiento vinculado a una determinada época. También hacernos viajar a una estética concreta o proporcionar el concepto clave a nuestro diseño. Pero para la gran parte de la población, esa emotividad tipográfica, no llega ser condicionante. Para nosotros es un factor importante que debemos equilibrar con el lado “técnico” y no dejarnos limitar por las formas individuales de cada letra. Contemplar cómo funciona el conjunto del diseño, su legibilidad y la rapidez con que llega el mensaje al espectador. Esa es la cuestión, poder llegar a un punto intermedio que equilibre el conjunto.
Y sí, existe una gran tentación dejarnos llevar por las formas, pero es esencial pensar en la sensación general del texto como un todo. Como una amalgama de palabras, en lugar de enfocarnos únicamente en caracteres individuales o incluso palabras aisladas.
Por esta razón, la elección de un tipo es tan importante para cualquier diseñador. Y para poder trabajar con un enfoque claro, debemos priorizar algunas normas y características que nos pueden ayudar a elegir mejor la tipografía adecuada. Algunas de ellas nos centran en su utilidad. Otras en su mensaje o valores. Pero todas inciden en el equilibrio que debemos conseguir para que nuestro diseño triunfe, sin dejar de ser funcional y legible. Podemos considerar los siguientes puntos, como claves en el proceso de construcción de un diseño. También como una guía a la hora de elegir un tipo u otro.
«La tipografía es un hermoso grupo de letras, no un grupo de hermosas letras»
Matthew Carter
Considera el propósito y el contexto
La tipografía puede evocar sentimientos e influir en cómo se recibe tu mensaje. Por ejemplo, una tipografía script puede evocar algo elegancia, mientras que una tipografía San Serif puede ser vista como moderna y accesible.
Piensa dónde se usará la tipografía. ¿Es para una página web, un logotipo, material impreso? Tal vez, esto te aclare las necesidades prácticas como la legibilidad en diferentes tamaños o dispositivos.
Legibilidad y funcionalidad
Aunque la tipografía puede parecer “emocionalmente adecuada”, no debe sacrificar la claridad. Una buena tipografía guía al lector o al espectador a través del texto sin esfuerzo. Piensa que la legibilidad es clave, sobre todo si son grandes cantidades de texto. Otro factor importante es que deben ser fáciles de leer en varios tamaños y en diferentes contextos, por ejemplo; sobre fondos claros y oscuros.
Público objetivo
La tipografía debe sintonizar con la audiencia a la que va dirigida. No es lo mismo una tipografía de un cartel dirigido a actividades infantiles, que una tipografía para un logotipo de un estudio de tatuadores. También considera las limitaciones de tu audiencia, si el público es mayor, o, por ejemplo, las discapacidades visuales de un sector de la sociedad. Una tipografía debe de ser clara y fácil de leer para cualquier público.
Con estas pautas, estamos más cerca de encontrar un equilibrio entre la emoción y la practicidad. Si bien es tentador dejarse llevar por la belleza de las formas es importante considerar la sensación del texto como un conjunto de palabras. Esto implica pensar en el propósito y el contexto del proyecto, así como en la audiencia a la que se dirige. Una tipografía efectiva debe conectar con el público y reflejar la identidad de la marca, y garantizar la legibilidad y la funcionalidad en diferentes plataformas. La originalidad es valiosa, pero siempre dentro de los límites de la profesionalidad y la adecuación al uso previsto.
Tal vez como último punto constructivo, podemos observar la retroalimentación con el público, o incluso, con compañeros de otros campos del diseño. Realizar crítica asertiva y garantizar que la tipografía elegida cumpla tanto con objetivos emocionales como prácticos. Esto nos garantizará que, en nuestro próximo trabajo, tengamos más claro, qué valores vamos a priorizar en nuestra elección.
Pero si estás buscando más respuestas, descárgate el gran clásico «Stop stealing sheep & find out how type works» de Erik Spiekermann.
